viernes, 11 de febrero de 2011

paloma negra de los excesos

Hoy me vi reflejada en mi propio sueño, ¿qué era? Poco más que un vestigio de lo que había sido anteriormente. Me faltaba esa ilusión, deseo, fuerza con que antaño solía caminar por la vida. Me vi pequeña, acurrucada en un lado de la cama impaciente, a la espera siempre de que sucediera algo. Pude observar como había dejado de ser la dueña de mi propio destino para quedar supeditada al tiempo. Maldito y arrogante tiempo que me miras desde arriba con desdén con osadía. Es fácil estar en tu posición, le dije en el sueño, te crees muy eterno. Pero le advertí también que algún día tendría fuerza como para acabar con todo y ese día ya no me atormentaría, volvería a coger las riendas de mi destino y a jugármelo todo en un incesante doble o nada. ¿Perderé? Quizá.
también apareciste tú, magnífico salvador. Me dijiste que no pasaba nada, como siempre, que esperara que era cuestión de tiempo. Y etonces mi ira explotó, tú maldito aliado del tiempo, todo esta situación era por ti. y te espeté a la cara que estoy harta de tantas idas y venidas, de este ahora silencio, ahora risas. ¿Dónde está ese abrazo? Estoy cansada de esperarte y creer en falsas promesas que tanto tardan en llegar. No quiero grandes planes de futuro, ni una vida llena de mundos ideales, quiero un aquí y un ahora. No quiero imaginarte por las noches, ni pensarte mientras fumo sola en mi balcón... no quiero un compromiso, ni disfrazar con palabras bonitas una realidad.
¿qué está pasando?

No hay comentarios:

Publicar un comentario