lunes, 23 de abril de 2012

3.

Ya no hay chica de Tirso, ni si quiera muchacha de ojos tristes. Sueños que se frustan y realidad que cae con el aplomo de las circunstancias.

¿Y él? Que ya no es un conductor suicida, que no le cuenta más de cien mentiras al calor de una barra de bar, que sus besos se institucionalizan y que se va tachándola a ella de huir. Él, que ya no se acuesta a su espalda. Ese que nunca estaba, pero no faltaba; ese parece ausente cuando la realidad asfixia y no quedan ganas de.
No hay luz en los bares repletos, ni caricias, ni besos. Y aún hay más pero no le quedan alientos y él ya no quiere llevarle el equipaje.
Mañana sonrisas radiantes y predeterminadas,¿quién va a quererla sino en su lado oscuro?
Intermitente como el ámbar de los semáforos. Quizá ella no quiere ver el lado positivo, solo sentirle ocupando ese espacio. Quizá quiere estar hundida y sin fuerzas, y no, no quiere que la salve, no quiere salvarse, solo quiere saber que está ahí sin redención posible a su lado.

lunes, 2 de abril de 2012

un gato, un número, una mano cortada

"no hay nadie en los cafés repletos, no te miento, no hay nadie" J.C


Cuida mis calles y mis miedos, cuida mis plazas y mis llantos. Corre, pasea, camina, súbete al muelle y sueña. Despierta en mis playas, ríe en mis bares, muerdes en mis parques. Vive ausente y guarda mi ausencia. 
Déjame, paciente, que te cuente la miseria de mi soledad, los estigmas placenteros cotidianos y los días de ayer que siempre vuelven. Déjame, entonces, sola con mis preguntas estúpidas y tus cuestiones acertadas, mis réplicas de consuelo y tus respuestas sin palabras. Déjame, aún mas, con mi tortura grisácea, mis despertares indómitos y mis sonrisas talladas.