domingo, 30 de octubre de 2011

a este instante

"me gustan tus entonaciones y me gusta mirarte desde este ángulo exactamente"

Y sonrío, de forma simple, transparente, sincera.
Me parece absurdo y perfectamente bello al mismo tiempo. Podrías decir cualquier cosa, hablar de mi pelo, de mis ojos o de mis piernas. Y me gustaría. Pero ¿de mis entonaciones? es simplemente delicioso.

jueves, 27 de octubre de 2011

11.35

Tomar decisiones, la vida al fin y al cabo es eso. Decisiones. Escribo y mi mente va más rápida que mi mano y es complicado plasmar todo lo que quiero. El autobús viene antes de que termine el cigarro, me da rabia. Tengo ahora tiempo para pensar. 
Decía que baso mi vida en decisiones, unas más acertadas otras no tanto. Me resulta difícil ver como las personas a mi alrededor (y un poco más lejos) siguen con su vida. Son capaces de sentir, se ilusionan e incluso arrojan al pasado los lastres que le impiden caminar hacia delante. Quizá lo que más me sorprende de todo esto es que lo hacen sin dañarse lo m ás mínimo. En cambio yo soy incapaz de dejar de cargar con mis maletas del pasado y vivo con ellas hiriéndome hasta lo más profundo. No obstante, hay veces que no siento unidas casualmente a esos momentos no demasiado recomendados física o saludablemente. Aunque también, debo ser sincera, están esos momentos de silencio ruidoso en los que soy feliz, y soy feliz de verdad.
El problema es el de siempre, yo. Me gustaría romper con el pasado, hacer inventario, dejar a un lado mis manías, ser cariñosa y cercana, vivir acorde a lo estipulado, no necesitar "algo más", erradicar mis instintos asesino-psicópatas, decir siempre la verdad sin necesitar cantidades ingentes de alcohol, conformarme con sobrevivir...pero supongo que si todo eso fuera así dejaría de lado todo aquello que me hace ser diferente. Y entre lo aburrido y lo raro prepiero mil veces lo segundo.


Me despierto y lo último que espero después de una noche así es encontrarte en mi ordenador taladrando mi mente con un regalo de canción. La (te) escucho.

¿Maldito sea mi sms? Malditas sean las verdades aplastantes y ensordecedoras.

domingo, 23 de octubre de 2011

ciao, Sabina

Escucho canciones y un sin fin de melodías y letras vienen a mi mente. Antaño me emocionaban e incluso llegaba a pensar que podrían estar escritas para mi. Pero al fin y al cabo el tiempo nos pone a cada uno en su lugar y tras inciertos meses ya es hora de bajar al mundo real. Es el momento de aprender que las cosas no son más de lo que son, que las personas no son más de lo que son. Debo grabarme a fuego que no se debe esperar nada de nadie, y repito, nada. Ilusiones que se desvanecen con tan solo unas palabras, sonrisas que desaparecen cuando se cierra la puerta y se apaga la luz. Caricas que se sienten pero se pierden en cuanto la mano se aleja de la piel. Es duro. Yo antes solía pensar que "la rubia platino era morena" pero se fue como todo lo que en algún momento apareció en mi vida. 
Pero así es la vida, o quizá no. Así es mi vida, y me gusta vivir así. Con esta soledad tan concurrida, llena de ruido. Así lo prefiero, me encanta el sonido del asiento trasero en un coche de madrugada, o los bares llenos de gente teorizando a pleno pulmón, necesito la música fuerte retumbando en mis oidos...quizá sin todo eso tendría que pensar. Silencio y miedo. Suena en mi mente "¿dónde está la canción que me hiciste cuando eras poeta?" esto último me irrita, esperar, volvemos a lo mismo. ¿Para qué esperar nada de nadie? Si todo lo que obtengo ahora es esto, noches en vela, tabaco, mentiras piadosas, sexo, drogas & rock 'n roll. De hecho, Sabina ya no escribes ni quiero que escribas para mi las canciones más hermosas del mundo, pero menos mal, maestro que al menos no me fallaste en algo, tenemos más de cien mentiras, el sexo y el rock y la droga. Pero no todo son reproches a tus obras maestras, es solo que ahora duelen en mi mente y en mi cuerpo. No obstante, recurro a ti de nuevo para terminar, solo es necesario grabar esta vez con tinta en mi cuerpo cuatro palabras, con dolor pero para siempre: PEOR PARA EL SOL.

lunes, 17 de octubre de 2011

Sabina, no me la juegues

Pensamientos inconexos y Sabina en mis oidos, quizá más allá penetrando en mi mente, en mi alma si tal cosa existiera. "Caminito al hostal nos besamos en cada farola..." ¿no es cierto? "Nos dijimos adiós, ojalá volvamos a vernos" y me fui pero viniste. Volviste. A pesar de que olía a alcohol y hacía frío y mi yo estaba destrozado...volviste. Dice el maestro, "y nos dieron las 10 y las 11, las 12 y las 1 y las 2 y las 3 y desnudos al amanecer nos encontró la luna..." y susurraste y yo te quise, te quiero.
Maldito Sabino, ¿ahora? "hace demasiados meses que mis paysadas no provocan tus ganas de reir... mal y tarde estoy cumpliendo la palabra que te di cuando juré escribirte una canción" ¿en serio? no puede ser casualidad.
STOP. Bajo del autobús. Llego a casa. Mi mente divaga y se encuentra alejada del mundo. ¿Qué pasa? Es complicado, irrisorio si quieres, incluso reprobable...pero te pienso.

domingo, 16 de octubre de 2011

mal y tarde estoy cumpliendo...

No puedo más. Realmente no puedo más. A veces, pero solo a veces, también me encuentro entra la fragilidad de mis sombras que me miran y se burlan. A veces me da miedo. No pido que me cuiden, no pido que me quieran o me entiendan. Ni si quiera pido que se me acepte. Solo pido que se me respete, de una forma u otra, pero respeto. No es fácil para mi dibujar esta fachada, de que todo va bien, de que no pasa nada. Es terriblemente duro para mi reirme cuando no quiero hacerlo, hablar cuando no quiero hacerlo, o simplemente aguantar cuando no quiero hacerlo. Pero no lo reprocho, lo hago por que quiero porque me veo en la obligada moralidad de hacerlo. He perdido el hilo de lo que estaba diciendo, quizá porque este papel ya está mojado y tengo que hacer un doble esfuerzo por escribir, porque no se me nuble la vista con cada palabra que escribo.
Intento, pero no siempre consigo, ser imperturbable. Existen ciertas cosas que me duelen pero yo no sé por qué estúpida razón tengo que hacer como si no pasara nada, tengo que aceptar el más sucio chantaje, barato y rastrero con una puta palabra agradable en mi boca. ¿Por qué? Por que sino alguien sufre, y qué pasa cuando sufro yo? Eso a nadie le importa. Al final, soy yo la que tengo que estar día tras día y noche tras noche aguantando palabras que me hieren en lo más profundo. Soportando las ganas que tengo de llorar o simplemente de comportarme tal y como lo necesito. Por una vez, por una puta vez me gustaría ser yo la que pueda estar mal y no la que tiene que consolar, la que tiene que estar ahí, sólida como una puta roca, paciente y comprensiva.
Ni si quiera recuerdo ya el motivo, el discurso o el sentido de este escrito. No es propio de mi este desorden, frustración y sin sentido, pero esta vez, y solo esta vez y estos pocos minutos desde mi reconfortable soledad me doy el privilegio de sentir, de dejarme por un momento sentir.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Como un octubre solitario

Es maravilloso el efecto que el sol provoca en mi. Son las 12 de la mañana y necesitaba sentarme. Sentarme y escribir mientras fumo mi último cigarro. Anoche me acosté con demasiados pensamientos rondando en mi cabeza. La noche pasó entre el desvelo y los sueños y esta mañana necesitaba escribir, sentarme con el reconfortante sol calentando mi cuerpo.
Me despierto, son las ocho de la mañana y mi pequeña y dulece pesadilla se mete en mi cama. Dice que es hora de despertar y yo la rehuyo, ¡es demasiado temprano! No obstante, acampa en mi cama. Me llena de besos y no puedo evitar reírme. Sí, yo me rio a las ocho de la mañana. Es ella, no puedo evitarlo. Alguna genialidad tempranera de las suyas y cuando se va sigo durmiendo, pero con un mejor sabor de boca. Te quiero tanto pequeño bichito...
Después navego durante algunas horas, sin pena ni gloria, me siento extrañamente ausente. Como si mi mente quisiera decirme algo pero no lo hace, o no la escucho. Creo que se acerca uno de esos momentos en los que necesito pensar, pensar desde mi voluntaria soledad, pero no me atrevo. En lugar de eso fumo. Necesito un poco de paz, quizá necesito dejarme sentir, pero no puedo. Yo nunca puedo. Las circunstancias no lo permiten, la sonrisa en mi boca debe ser permanente. Sino, ¿quién me querrá? Quién osará soportarme si me dejo sentir tal y como debo? Es inútil, ni yo misma quiero hacerlo, quizá no sé. Nunca he aprendido a dejarme sentir, a decir no cuando es NO y a gritar sí cuando es SI. Seguiré, por sonsiguiente en esta estancia reconfortante de mi estipulada existencia. No debo, no quiero o no me atrevo a enfrentarme a mis demonios.
Me culpo, pero no te culpo. Pongo énfasis en la última frase. No te culpo. No pretendo que me entiendas, no pretendo que entiendas lo que no entiendo.
Solo quiero que algún día, como alguien sabe, una versión mejorada de mi se enfrente y perfeccione todo lo que yo no soy capaz.

Me siento mejor, termino con Sabina que como siempre parece describir con versos mi ánimo.
Flota en el aire una melancolía de hojas de un calendario mercenario, qué dolor. Mañana será otro día mucho peor. Por no pedir disculpas ni permiso, levanté una balada hipotecada con sangre de otra herida, sin otro compromiso que la vida.

martes, 4 de octubre de 2011

Hablamos de revoluciones


Hablábamos precisamente de esto, y hoy al escuchar esta canción me acordé de ese sentimiento. Decíamos que nos faltaba algo, nos faltaba esa experiencia por vivir. Una experiencia que marca de por vida. La movida en la calle, las calles que no son de países, los países que no tienen fronteras y "la poesía salió a la calle"
Supongo que podrían llover cientos de críticas sobre este pensamiento, o sobre estas cinco líneas sucias. Pensarán, y legítimamente, que 1968 no fue más que "cuatro perroflautas ensuciando las plazas", pero pensaremos otros, y también con todo nuestro derecho, que en Mayo del 68 se produjo una Revolución. "Supimos que todo es posible en 1968" y para mi eso ya es más que cientos de burócratas sentados en sus despachos pensando que nada puede ni va a cambiar.
Escribo esto y al mismo tiempo escucho la canción y se me pone la piel de gallina, un escalofrío cruza mi cuerpo y sonrío, al tiempo que el maestro me recuerda que "ya se secaron las flores de 1968" Pero no importa, amigo, no importa ya que donde hubo fuego quedaron cenizas. Y ese sentimiento vive todavía en algunos de nosotros, quizá no en los que piensan que los perroflautas (algunos con mas estudios, cultura y bagaje personal que ellos) son desecho social. Pero otros, los que sí creemos en que algo mejor es posible seguiremos limpiando las plazas y la perversión política sea donde sea y cueste lo que cueste.
Sigue vivo el sentimiento, aquel que nosotros no pudimos vivir pero que estoy segura viviremos si existe voluntad, valor y muy poco que perder.

sábado, 1 de octubre de 2011

¿Todos locos?

Parece hoy, como ayer y seguro que como mañana. Pero algo cambia, por suerte o por desgracia siempre algo cambia. Venganza, retórica y mucha ironía. Venganza más que fría, caducada. Retórica insana y demasiado directa. Ironía cuidada y malintencionada. ¿Qué?

Dicen que se acaba el mundo, que la bolsa quiebra, que invirtamos en conservas y que nos volvamos todos locos. Espera. Lo último lo añado yo.

Todos locos, locos hasta el último aliento, hasta que los instintos más primitivos salgan a flor de piel. Hasta que nadie comprenda a nadie, hasta que todos seamos extraños. Locos hasta el punto de no hablar, ni juzgar. Hasta que el quiero secuestre, torture y mate al debo, hasta que oiga al último agonizar hasta la muerte. Locos, todos locos hasta que no quede conciencia en el mundo. Hasta que la mentira (¿mentira?) sea una furcia, de las que fuman de noche, de las que beben whisky, a las que es imposible impresionar. Al final todo es eso, locura hasta el punto de no dormir, de teorizar por las noches, de combertir tardes en noches, de no volver más.
Porque la verdad es un cabo suelto de la mentira, decía el maestro. Maestro en noches, maestro en días. Maestro en tabaco, noches en vela, en acostar al sol. Maestro en la maestría de que todo pase, o no pase. Pero si, no todos los momentos pasan, pero en cada momento algo no pasa, de qué nos sirve pensar.