Está bien, está bien...esta noche te dejaré que corrompas mi mente. Pero mañana en ese instante en que los sueños todavía se confunden con la realidad vete, vete lejos. Escóndete y espera, paciente.
Quizá algún día te deje volver a mi mente y entonces sí, te lo prometo te abrazaré como bandera, pero sino, si nunca has de volver, no me persigas, ni atormentes. Apágate, lentamente en ese profundo letargo en los brazos de Morfeo.
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