y coleccionaba direcciones de calles que no existen
Viajamos toda la noche, sin detenernos apenas. El cuenta kilómetros del coche parecía volverse loco, metros, horas, tabaco. La velocidad subía según nos adentrabamos más en la oscuridad de la noche. Llegamos, fue un viaje intenso. Sexo, palabras, whisky, tabaco, gemidos, susurros. Diferentes maneras de vivir una historia, todas igual de intensas. Es el mejor viaje de mi vida. Poco después ya no era tan solo mi viaje.
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