sábado, 21 de mayo de 2011

02.45

Parecía tan raro, todo mi mundo parecía dar vueltas. El orden había desaparecido y en su lugar solo había caos. Demasiadas dudas, demasiadas preguntas y un vacío ilógico. ¿Qué hacía ahí? ¿Qué o quién era ese vacío? Sentí frío, un frío profundo, paralizante. Sentí miedo. A estas horas de la noche a quien pretendía engañar.
¿Qué estaba haciendo? Esa pregunta rondaba mi cabeza. Un mundo nuevo se abría ante mi y mis sentidos ávidos de empaparse de cualquier nueva experiencia iban y venían sin control, apoderándose de mi mente, de mi raciocinio. Indefensa y asustada pero alerta y preparada como un cachorro felino arrancado de los brazos de la madre. Te grito pero pareces no escucharme. Ahora es el momento me repito cada segundo de este nuevo camino. Pero el miedo, el maldito miedo me paraliza. De cero a cien en segundos. ¿Qué apostamoa a que puedo librar una revolución pero ser incapaz de enfrentarme a ti?
Escúchame, compréndeme y grítame. Quizá un día yo también me comprenda.

No lo olvides, a pesar de todo te quiero, pero hilos de seda no mantienen puentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario