Esto es todo, pienso a veces. Al final, supongo, se baja el telón y la gente aplaude o llora o rie. Al final nuestras vidas cambian, todos éramos héroes o intelectuales o mágnificos poetas, a lo póstumo, siempre a lo póstumo. Qué razones existen para describir lo bello, lo fascinante, lo sobrecogedor, lo hermoso. Qué palabras existen para describir una caricia, un suspiro, una sonrisa. Quién define la inocencia, la maldad o la injusticia. Quién me hablará dentro de unos años, cuando todo cambie, de las risas, los besos, las palabras o la inocencia. Cuando las circunstacias ya no sean circunstancias sino razones. Cuando las razones puedan más que la risa, la inocencia o los besos. Quién me hablará entonces, de qué me hablará entonces. Cuando el momento pase, cuando los buenos no sean tan buenos, y los malos no seamos tan malos, es entonces cuando quiero hablar de la risa, los besos o la inocencia. Quién se atreverá entonces a matar una palabra, golpear un beso, sacrificar un deseo, matar un sueño.
¿Por qué? Santigo, un cambio.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón. Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse... Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
Hace algún tiempo en ese lugar donde hoy los bosques se visten de espinos se oyó la voz de un poeta gritar: «Caminante no hay camino, se hace camino al andar...» golpe a golpe, verso a verso...
Murió el poeta lejos del hogar. Le cubre el polvo de un país vecino. Al alejarse lo vieron llorar.
«Caminante no hay camino, se hace camino al andar...» golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar, cuando el poeta es un peregrino, cuando de nada nos sirve rezar.
«Caminante no hay camino, se hace camino al andar...» golpe a golpe, verso a verso...
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