Porque como siempre los fantasmas volvían al ruedo. Demasiadas jugadas inciertas, demasiadas dudas. Los momentos que parecían increíbles una vez más se esfumaban con dos teclas de un móvil. Personas que dificultan lo ya de por sí difícil. Opiniones, reduerdos comentarioa, decisiones, elucubraciones e incluso sentencias. ¿Me juzgas? ¿ Tú? Con esa sonrisa falsa que gastas cuando me ves, y con esa maliciosa sentencia que promulgas a mis espaldas. Otra vez mi patética manía de pensar bien de la gente. Yo, malfita seam siempre la misma historia, yo con mis equivocaciones de personas. ¿Busco culpables? No hay más culpable que mi ilusa mente.
¿Yo? Ni mucho menos buena persona, te pisaría si te me pusieras por delante (ni lo dudes), pero lo haría a la cara. Sí en efecto, eso es lo que nos diferencia. Yo no soy mejor persona, tan solo tengo el valor de enfrentarme a las cosas de frente y no lanzo pequeños y maliciosos puñales que agujerean mi espalda.
¿Tú? Te callas, y sin duda es lo que más me duele.
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